Descarbonizar los Hogares: una Asignatura Pendiente
Una cuestión de acción climática, ahorro energético y salud pública.
¡Bienvenido/a! 👋
Volvemos de las vacaciones con nueva energía para seguir divulgando e informando sobre la transición energética.
Ahora bien, si pensabas que por ser la primera edición después de las vacaciones de verano íbamos a tocar algún tema ligero debe ser que todavía no conoces bien lo que hacemos en Talento para la Sostenibilidad 😉
¡Así que directos al grano!
Cuando abordamos la necesidad de descarbonizar nuestra economía tendemos a centrarnos en los que parecen ser los sectores más relevantes para la transición energética como el transporte o la generación eléctrica.
No obstante, a menudo nos olvidamos del impacto ambiental de los edificios residenciales, los cuales representan el 6% de las emisiones de gases de efecto invernadero de España, según la Agencia Europea de Medio Ambiente (EEA), y el 19% del consumo energético final en España, según Eurostat.
Reducir las emisiones del sector residencial no solo logrará contribuir a la lucha contra el cambio climático, sino que también promoverá mejores condiciones para la vida dentro de cada hogar e importantes ahorros para los consumidores.
Así que, ¿qué estamos haciendo para conseguirlo?
Pero antes de empezar…
En la penúltima edición que publicamos antes de irnos de vacaciones hablamos de los Planes Nacionales de Energía y Clima, y su importancia para acelerar el progreso de la transición energética y dirigir las inversiones verdes.
Entonces, tan solo 4 países habían enviado la versión definitiva de sus planes. Ahora, después de unas largas vacaciones, la cosa ha mejorado, pero no lo suficiente:
Aún quedan 17 países por presentar sus planes definitivos —entre los que seguimos estando España—, más de 2 meses después de que venciera el plazo.
Como ya recordamos en su momento, la supervisión de los planes nacionales de energía y clima por parte de la Comisión Europea es fundamental para velar por el progreso de la acción climática.
El último paso es conocer la evaluación de la Comisión y exigir que se si conseguimos mantener el progreso de la transición energética a buen ritmo.
Puedes acceder a todos los borradores y planes definitivos presentados aquí ¡Os mantendremos informados!
Divulgando la Sostenibilidad 🌱
Las emisiones del sector residencial pueden pasar desapercibidas en el debate sobre la descarbonización. Sin embargo, las viviendas son el origen de un porcentaje de emisiones similar al que presentan las actividades de la industria química, mineral y del metal en conjunto.
Afortunadamente, las primeras no cuentan con los desafíos tecnológicos que estas actividades industriales han de superar para lograr su descarbonización.
De hecho, no hace falta estar muy al día de la transición energética para saber que ya contamos con alternativas mucho más eficientes y sin emisiones de CO2 o de otros contaminantes que reducen drásticamente el impacto ambiental de las viviendas, como las bombas de calor eléctricas.
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Pero no es solo cuestión de su impacto ambiental. El impacto directo del uso de calderas o cocinas de gases fósiles sobre la salud es también un motivo de preocupación.
Según multitud de estudios, el uso de gas en las cocinas está vinculado a una sobreexposición a dióxido de nitrógeno (NO2) por encima de los límites máximos establecidos por la Organización Mundial de la Salud para ambientes interiores.
En consecuencia, un estudio realizado en EE.UU. vincula cerca de 50.000 casos de asma a la exposición prolongada a NO2 procedente de cocinas de gas en los hogares.
Lo mismo sucede con las calderas de gas, cuya sustitución por modelos eléctricos contribuiría a una reducción anual de 354 muertes y 596 casos de bronquitis aguda en el estado de California, según otro estudio.
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Sabemos los efectos, ¿cómo los remediamos?
La descarbonización del sector residencial depende mayoritariamente del ritmo del despliegue de las alternativas eléctricas disponibles.
Acelerarlo fomentará una mejor calidad de vida dentro de los hogares, y reducirá nuestro consumo energético y los costes que pagamos por la energía.
De hecho, residir en una vivienda con certificación energética tipo E o inferior —la certificación que poseen más del 80% de las viviendas en España— supone hasta un 100% más de consumo que una vivienda con certificado tipo A.
Por tanto, implementar una estrategia de renovaciones energéticas a gran escala contribuirá a un ahorro muy significativo para la enorme mayoría de los hogares, reduciendo su consumo y, por tanto, su gasto energético.
Si los beneficios son tan claros, la pregunta obvia es: ¿qué estamos haciendo para acelerar todo este proceso?
La normativa que rige los requisitos de eficiencia energética de los edificios en España es el Código Técnico de la Edificación, el cual ha sufrido importantes modificaciones en los últimos años para reflejar las múltiples directivas europeas aprobadas en este sentido.
En relación al ahorro de energía, en su última revisión de 2022, el CTE introdujo importantes exigencias para reducir y electrificar el consumo energético de los edificios nuevos y ya existentes, aunque tan solo en algunos supuestos como una renovación o cambio de uso en el caso de los últimos. Entre ellas destacan las siguientes:
Limitación del consumo energético
Los límites de consumo son definidos por la zona climática en la que se encuentre el edificio, contribuyendo a una reducción del consumo energético acorde al entorno.
Contribución mínima de energía renovable para cubrir la demanda de agua caliente sanitaria
La contribución mínima de energía procedente de fuentes renovables cubrirá al menos el 70% de la demanda energética anual para ACS y para climatización de piscinas.
Dotaciones mínimas para la infraestructura de recarga de vehículos eléctricos
Los aparcamientos de los edificios residenciales privados deberán contar con sistemas de conducción de cables que permitan el futuro suministro a estaciones de recarga para el 100% de las plazas de aparcamiento.
Generación mínima de energía eléctrica procedente de fuentes renovables
La exigencia consiste en la instalación de sistemas de generación eléctrica renovable cuya potencia dependerá de la superficie disponible, entre otros factores.
A nivel europeo, la nueva Directiva de eficiencia energética en edificios, aprobada en abril de este año, pretende ir más allá de los requisitos ya contemplados en el CTE:
Mayor reducción del consumo energético de los edificios residenciales
Establece un objetivo vinculante a nivel europeo para los edificios residenciales de reducir el consumo de energía primaria en un 16% para 2030, y entre un 20-22% para 2035.
Eliminación progresiva de las calderas de gas y gasóleo
Busca eliminar gradualmente los combustibles fósiles en la calefacción y la refrigeración de los hogares con el objetivo último de acabar con las calderas de gas para 2040.
Para lograrlo, en un primer paso, se prohibirá subvencionar la instalación de calderas independientes de combustibles fósiles a partir de 2025, acabando con ayudas como las de algunos planes Renove para la instalación de calderas más eficientes, pero que todavía funcionan a partir de gases fósiles.
Sin embargo, ya existe normativa en este sentido a nivel europeo. El Reglamento de Ecodiseño no permite desde 2017 la concesión de ayudas para la instalación de aparatos de calefacción que no pertenezcan a las 2 clases más altas de eficiencia de su grupo, como es el caso de las calderas de gas, cuyo modelo más eficiente es de clase C.
Desgraciadamente, Comunidades Autónomas como Aragón o Castilla y León han hecho caso omiso y en sus respectivos planes Renove siguen financiando la sustitución de calderas viejas por otras calderas nuevas menos contaminantes, en vez de apostar por la solución definitiva.
Vamos por buen camino, ¿llegaremos al objetivo?
La nueva normativa de eficiencia energética permitirá acelerar la descarbonización del sector residencial a nivel nacional y europeo. Sin embargo, en España, el parque inmobiliario tiene una edad media de más de 43 años y, por tanto, la gran mayoría de este fue construido antes de la entrada en vigor del CTE.
En consecuencia, endurecer los requisitos para nuevos edificios es urgente e imprescindible, pero es tan solo la punta del iceberg en la estrategia de descarbonización del parque inmobiliario nacional.
Afortunadamente, en los últimos años se han movilizado miles de millones de euros para la financiación de proyectos de rehabilitación energética de viviendas y renovación de instalaciones térmicas como parte del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia.
En este sentido, se han aprobado diferentes líneas de ayudas para potenciar la rehabilitación energética, reducir el consumo energético y fomentar el uso de las energías renovables en los edificios residenciales.
Entre ellas cabe destacar la línea destinada a financiar proyectos de renovación energética de viviendas dotada con 1.994 millones de euros, que podrán llegar a cubrir entre el 35% y el 100% de las intervenciones, siendo los porcentajes más elevados para los hogares en situación de pobreza energética o con rentas muy bajas.
Para garantizar una transición justa es fundamental ofrecer más apoyo a los sectores más vulnerables, garantizando el acceso a este tipo de intervenciones que, de no ser cubiertas en su práctica totalidad, les serían económicamente inviables.
De hecho, facilitar la rehabilitación energética de las viviendas de los colectivos más vulnerables tendrá un impacto mucho más significativo en su ahorro energético, reducción de gasto y mejora de la calidad de vida.
Esto se debe a que estas viviendas suelen ser las más ineficientes, requieren de más energía para garantizar el confort térmico, y tienden en mayor medida a hacer uso de sistemas que utilizan combustibles fósiles.
Según datos del Ministerio de Vivienda y Agenda Urbana, un total de 197,349 actuaciones han sido aceptadas y otras 317.509 se encuentran en fase de estudio. El objetivo último es alcanzar unas 300.000 rehabilitaciones anuales de media hasta 2030.
Contamos con líneas de ayudas, ¿están llegando a los solicitantes?
El apoyo a los proyectos de rehabilitación y renovación energética es clave para acelerar la descarbonización del sector residencial y garantizar una transición justa.
Sin embargo, las ayudas se centran en la sustitución de ventanas o en envolventes térmicas, mientras que medidas más eficientes como la sustitución de calderas de gas por bombas de calor eléctricas reciben menos atención. En este sentido, es imperativo que en la obra nueva se opte por la electrificación frente a los fósiles.
Exigencias como que la climatización en las nuevas viviendas sea con bombas de calor o que las cocinas usen vitrocerámicas en lugar de gas todavía no se contemplan en la normativa nacional.
Estos requisitos promoverían la adopción de estas opciones no contaminantes sin necesidad de que el ciudadano asuma el gasto cuando quiera sustituirlas.
Más allá de las propias carencias de la normativa, el lento e insuficiente despliegue de ayudas podría también dejarnos a medio camino hacia el ambicioso objetivo de rehabilitación energética de viviendas.
Multiplicar por diez la cifra actual de 30.000 actuaciones anuales para lograr la rehabilitación energética de 1,2 millones de viviendas entre 2021 y 2030 es un objetivo tanto ambicioso como necesario. Ahora bien, debemos revisar el proceso de solicitud y concesión de las ayudas para lograrlo.
El ritmo de ejecución de los fondos para la rehabilitación energética de viviendas se sitúa en el 54% casi 4 años después de su aprobación. Tan solo Cantabria ha logrado la ejecución completa de los fondos correspondientes al Programa Rehabilitación Energética de Edificios (PREE) según los datos de ejecución del sistema habilitado por IDAE.
Por el contrario, comunidades como Murcia (16%), Galicia (18%) y Andalucía (23%) se encuentran a la cola en el porcentaje de resoluciones aprobadas respecto al presupuesto asignado.
El bajo grado de ejecución de estas últimas CC.AA. no está relacionado con el alto número de solicitudes recibidas. De hecho, Asturias ha recibido un 421% de solicitudes respecto al presupuesto asignado —el mayor porcentaje a nivel nacional— y su grado de ejecución alcanza el 74% —el tercero más elevado.
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El bajo ritmo de ejecución del programa tiene un impacto directo sobre el progreso de la descarbonización de las viviendas, especialmente entre aquellos solicitantes que más necesitan las ayudas para acometer este tipo de intervenciones y que más se beneficiarían de las mismas.
De media, los solicitantes de ayudas para la rehabilitación energética de viviendas deben esperar, de media, al menos 2 años para recibirlas y más de un tercio (33%) se encuentran todavía esperando la resolución de su solicitud, según una encuesta de OCU.
Pero el problema va más allá de que las ayudas no lleguen; un enorme porcentaje población (79%) desconoce si quiera que existen líneas de ayudas para la rehabilitación de edificios, según un estudio de Knauf.
Revisando los datos de solicitudes recibidas, podemos apreciar que el porcentaje de estas sobre el presupuesto asignado supera más del 100% —es decir, han recibido solicitudes por un valor total superior al presupuesto asignado— en 11 de las 17 CC.AA.
La enorme burocracia y la falta de personal y recursos en las administraciones públicas, tanto a nivel nacional como autonómico, parece estar detrás del lento ritmo de ejecución de estas ayudas. Además, la insuficiencia de las ayudas está limitando el potencial de renovación que existe en el parque inmobiliario nacional.
Rectificar esta situación a nivel nacional y autonómico es clave para acelerar la descarbonización del sector residencial, así como de muchos otros sectores beneficiarios de ayudas públicas, como el transporte por carretera.
Transición en Acción ⚡
La Desigualdad de la Huella de Carbono de los Hogares Españoles
La distribución de las emisiones de gases de efecto invernadero del consumo de los hogares españoles es, como cabe esperar, muy diferente en razón de su nivel de gasto, edad e incluso género.
Conocer estas diferencias y actuar en consecuencia es clave, no solo para saber a quién y cómo dirigir las políticas públicas para reducir su impacto ambiental, sino también para conocer las causas de esta importante desigualdad.
Como dato curioso, te adelantamos que existe también una desigualdad de género del 12% en las emisiones, una importante diferencia. El origen se encuentra en los patrones de consumo en categorías como bienes de lujo y transporte, asociadas a una alta intensidad de carbono.
Si quieres conocer más sobre las diferencias en las emisiones de los hogares españoles, te recomendamos que te guardes un rato para leer este informe de BBVA Research.
¡Y hasta aquí la edición de esta semana!
Perdona si esta primera edición de septiembre ha sido algo más intensa de lo que esperabas, pero ya sabes cómo somos con todos estos temas… 🤭
¡Nos vemos en la siguiente edición! 👋