Greenlash: Cómo Recuperar el Apoyo a la Transición Verde
Ejecutar, explicar y repartir mejor los beneficios de la transición energética
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Europa se encuentra en un momento crítico de su proyecto climático. Si bien el despliegue de energías renovables avanza, las resistencias sociales y políticas no parecen menguar.
Lo que en 2019 se celebró como una “ola verde” se convirtió en las elecciones europeas de 2024 en un fenómeno preocupante que algunos ya describen como “greenlash”: una reacción política y cultural contra la agenda climática de la Unión Europea.
El término no responde a un simple eslogan. En muchos Estados miembros, partidos populistas han capitalizado el malestar de ciertos sectores sociales —desde agricultores hasta transportistas, pasando por consumidores golpeados por la inflación— para construir un discurso que presenta el Pacto Verde Europeo como una imposición elitista, cara y desconectada de la realidad.
Sin embargo, los datos demuestran lo contrario. Según un informe del ECFR, continuar con la transición energética no solo es necesario desde el punto de vista ambiental.
Se trata de un movimiento estratégico para mejorar la seguridad energética, reducir costes y fortalecer la autonomía estratégica de Europa, gracias a la competitividad de las energías renovables y la disminución de la dependencia de los combustibles fósiles que tenemos que importar de otros países.
El reto, por tanto, no es abandonar la transición, sino ejecutarla mejor, explicarla mejor y repartir mejor sus beneficios.
Pero antes de empezar…
El pasado 9 de julio asistimos a la gala de entrega de los Premios de El Periódico de la Energía 2025, donde fuimos seleccionadas como finalistas en la categoría “Mejor Iniciativa sobre el Talento” por este gran proyecto que es Talento para la Sostenibilidad.
Aunque no resultamos ganadoras, esta nominación es ya un enorme reconocimiento a nuestra visión: que la transición energética no puede hacerse sin contar con la juventud, ni sin garantizar su acceso a la formación, la participación y el liderazgo en el cambio.
La gala, celebrada en el auditorio de la Fundación Rafael del Pino, reunió a más de 50 entidades finalistas y fue un importante punto de encuentro del sector energético en España.
En esta ocasión, el único representante institucional presente fue Joan Groizard, secretario de Estado de Energía, a quien agradecemos su compromiso y cercanía con los proyectos que apuestan por una transición energética con rostro joven.
Divulgando la Sostenibilidad 🌱
A pesar de los avances legislativos y técnicos del Green Deal, muchas personas sienten que la transición no va con ellas cuando ésta tiene un peso muy importante en su economía y en su futuro.
Este sentimiento se debe a dos motivos principales:
las políticas verdes se han comunicado en clave técnica o medioambiental, sin suficiente atención a su dimensión social, económica e industrial;
los intereses de los grandes actores del sector petrolero tradicional que ven la transición energética y las políticas verdes como una amenaza hacia su modelo de negocio principal: los combustibles fósiles.
La oposición al coche eléctrico, por ejemplo, no es una cuestión de apego a los motores de combustión. Esta es reforzada por la desinformación sistemática difundida por el sector fósil que, a su vez, alimenta la incertidumbre de las clases medias ante un contexto regulatorio cambiante y poco predecible.
Es aquí donde los Gobiernos juegan un papel fundamental para hacer más accesible esta tecnología a toda la sociedad, especialmente a los sectores más vulnerables, mediante la ampliación de beneficios fiscales y la agilización y simplificación de los planes de incentivos de fomento de la movilidad eléctrica.
Lo mismo ocurre con las protestas del campo: detrás de la crítica a la reducción del uso de fertilizantes o pesticidas está el temor a una pérdida de competitividad frente a países terceros, y la sensación de que Bruselas legisla desde lejos, sin escuchar a quienes trabajan el campo.
Y es paradójico, ya que precisamente esta legislación busca mejorar también la competitividad del campo y protegerlo frente al cambio climático y sus efectos adversos.
Estas percepciones son alimentadas por campañas de desinformación que deforman el contenido de las normativas climáticas, pero también se alimentan de errores reales.
La falta de pedagogía, la fragmentación de las ayudas y los desequilibrios entre países o regiones han abierto grietas en el apoyo social que antes parecía mucho más firme.
El riesgo es evidente: si no se corrigen estos desequilibrios, el greenlash podría consolidarse como una corriente de fondo, capaz de bloquear o ralentizar los objetivos de descarbonización más ambiciosos de la UE.
La Transición Energética No Es una Cruzada Ideológica
Frente al relato del rechazo, el informe del ECFR recuerda algo esencial: el abandono progresivo de los combustibles fósiles es, ante todo, una estrategia racional para proteger los intereses económicos y estratégicos de la Unión Europea.
En 2022, el coste de las importaciones energéticas europeas se disparó hasta los 604.000 millones de euros. Y ese mismo año, las subvenciones a los combustibles fósiles en la UE se duplicaron, alcanzando los 123.000 millones.
Apostar por las renovables no es, por tanto, un lujo verde, sino un mecanismo para incrementar nuestra autonomia estratégica, reduciendo la exposición del continente a la volatilidad geopolítica y al chantaje energético de actores como Rusia.
Además, el coste de generar electricidad con tecnologías limpias no deja de caer. La fotovoltaica era en 2024 un 82% más barata que en 2010, y la eólica terrestre un 39%. La instalación masiva de renovables entre 2021 y 2023 permitió ahorrar cerca de 100.000 millones de euros en costes eléctricos, una cifra que desmiente por completo la idea de que la transición encarece la vida de los ciudadanos.
La misma lógica se aplica a la seguridad. Un sistema energético basado en fuentes autóctonas y gran almacenamiento hidroeléctrico es mucho más resiliente ante conflictos internacionales o ataques a infraestructuras críticas.
Reconstruir el Consenso Climático
En este nuevo contexto político, la Unión Europea no puede limitarse a aprobar nuevas normas. Necesita reconstruir el relato de la transición energética y recuperar el apoyo de una ciudadanía cada vez más escéptica. Para ello, el informe propone tres líneas de actuación que conviene desarrollar.
La primera pasa por una nueva estrategia de comunicación. No basta con hablar de “neutralidad climática” o “objetivos 2030”.
Es imprescindible explicar de forma directa y concreta qué gana cada persona con este proceso: energía a precios competitivos para hogares e industrias, empleos más estables y mejor remunerados, ciudades con menos contaminación y más oportunidades económicas e industriales
También es crucial abordar de frente los costes y mostrar que el inmovilismo no es más barato, sino más caro a medio y largo plazo.
La segunda línea tiene que ver con la priorización del gasto. Si los fondos europeos son limitados, deben destinarse con inteligencia a las inversiones más transformadoras: sustitución de calderas de gas por bombas de calor para la climatización de edificios, modernización de redes eléctricas, electrificación del transporte o el desarrollo de sistemas de gran almacenamiento de energía, como las plantas de bombeo reversible
Especial atención merece la mejora de las redes, cuyo envejecimiento y las limitaciones regularorias para su despliegue acelerado amenaza con convertirse en un cuello de botella para la transición energética (electrificación) y la conexión de nueva demanda.
Recientemente, la CNMC ha publicado su propuesta sobre el nuevo marco de retribución para las redes de transporte y distribución para el período 2026-2021, fijando la tasa en un 6,46% muy por debajo de las tasas vigentes en los países de nuestro entorno -como Reino Unido, Italia, Irlanda, Dinamarca, Suecia,…- lo que podría agravar el problema y desviar las inversiones hacia mercados más atractivos. Esto a su vez, supondría un freno en el desarrollo de las energías renovables y la electrificación de la economía.
Y en tercer lugar, hace falta una apuesta por la ejecución. Europa y los países miembros tienen una arquitectura normativa avanzada y fondos disponibles, pero necesita cerrar la brecha entre lo aprobado y lo implementado. Por ejemplo, la Comisión Europea ha congelado 460 millones de euros de fondos europeos a España por el retraso en el cumplimiento de la reforma de la fiscalidad verde.
Esto implica simplificar los procedimientos, coordinar mejor entre niveles institucionales y garantizar que la transición avanza al mismo ritmo en todos los países. De lo contrario, las desigualdades territoriales seguirán alimentando el discurso del agravio.
Una Transición Verde Justa
La transición energética no puede construirse solo con datos o reglamentos. Requiere confianza, legitimidad y justicia. Y eso exige que los beneficios sean tangibles, los costes asumibles y las decisiones explicadas.
La cuestión no es frenar la transición energética o diluir las exigencias de la acción climática. Se trata de reforzarla, pero desde la movilización política, la empatía social y la eficacia económica. Porque si algo está claro es que el rechazo actual no es a un planeta más verde, sino a una transición que muchos sienten como ajena.
La respuesta no puede ser retroceder. La respuesta es hacer mejor las cosas.
Oportunidad Sostenible
¿Te interesa trabajar por futuros justos, verdes y colaborativos? Ya puedes postularte a la NGFP Fellowship 2025, una iniciativa global que impulsa a jóvenes profesionales que empiezan a explorar el campo del pensamiento de futuros (foresight) con enfoque social y ambiental.
El programa está abierto a personas de 18 a 35 años (y mayores con menos de un año de experiencia) que trabajen en proyectos transformadores con visión a largo plazo. Si estás desarrollando ideas para abordar grandes retos como la justicia climática, la democracia sostenible o las transiciones energéticas, esta puede ser tu oportunidad.
Durante un año, las personas seleccionadas recibirán formación, mentoría, acompañamiento y financiación para sus proyectos. El recorrido comienza con un fondo inicial de 1.000 USD y culmina con la posibilidad de optar a un premio final de 10.000 USD. Además, pasarás a formar parte de una comunidad global de futuristas emergentes y agentes de cambio.
📅 Plazo abierto hasta el 31 de julio de 2025
Transición en Acción ⚡
Sudamérica brilla con luz propia: 160 GW de energía solar en camino
En los próximos diez años, Sudamérica sumará 160 GW de energía solar fotovoltaica. Brasil y Chile liderarán este crecimiento, con el 78% de las nuevas instalaciones.
A pesar del impulso, los desafíos no faltan. La saturación de redes amenazan la estabilidad del crecimiento en los mercados más maduros.
Sin embargo, la respuesta ya está en marcha: la hibridación con almacenamiento energético está tomando protagonismo, con Chile como pionero en la región. ¿Será esta una solución complementaria a un mayor despliegue de la red de transporte y distribución para asegurar un futuro renovable más estable?
Además, el auge del hidrógeno verde para usos no electrificables está generando grandes expectativas. Brasil, Chile y Colombia ya se están posicionando como líderes en esta nueva frontera energética. Con la combinación de energía solar y almacenamiento, el potencial es enorme.
El futuro de la energía en Sudamérica está en plena transformación. ¿Cómo pueden España y Europa aprender de este modelo? ¿Qué papel quieres jugar en la transición hacia un sistema energético más limpio y sostenible?
Una transición sobre ruedas: la movilidad eléctrica despega en la UE
Buenas noticias desde las carreteras europeas: la transición hacia una movilidad sin emisiones ya está en marcha. En enero de 2025, más de la mitad de los coches nuevos vendidos en la UE fueron eléctricos o híbridos, una cifra impensable hace apenas cinco años.
El cambio no ha sido casual. Nuevas normas de la UE, que exigen una reducción del 15 % en las emisiones de los coches respecto a 2021 y un tratamiento fiscal en línea con este objetivo (ejemplo de Portugal), han empujado a la industria a apostar en serio por la electrificación. Y el resultado es claro: más oferta, precios más competitivos y un mercado que responde con entusiasmo.
Este giro marca un punto de inflexión. Fabricantes, gobiernos y ciudadanía empiezan a remar en la misma dirección. La movilidad eléctrica ya no es solo un símbolo del futuro, sino una realidad cotidiana cada vez más accesible y visible.
El reto ahora es acompañar esta transformación con más puntos de carga, mejor planificación urbana y políticas que garanticen que nadie se quede atrás. Pero por primera vez, la ruta hacia una movilidad limpia ya no es solo deseable: es imparable.
¡Y hasta aquí la edición de esta semana!
Pronto os traeremos novedades formativas y nuevas formas de participar en Talento Para la Sostenibilidad, pero hasta entonces puedes ponerte al día y formarte en energía, clima y ciudades sostenibles —sin pagar un euro.
Tenemos cursos gratis y 100 % online en Thinkific que responden a preguntas clave como:
⚡ ¿Cómo funciona la política energética europea?
🛠 ¿Qué tecnologías están transformando la transición energética?
🌱 ¿Y la biodiversidad, para qué sirve en la lucha climática?
Desde Talento Para La Sostenibilidad no regalamos diplomas: regalamos criterio.
¡Nos vemos en la siguiente edición! 👋