Verde que te quiero Verde: Greenwashing en la Descarbonización
Las alegaciones verdes sin fundamento ponen en riesgo la transición energética
¡Bienvenido/a! 👋
Esperamos que las vacaciones de Semana Santa os hayan servido para descansar y que esta última semana de vuelta a la rutina no se os haya hecho especialmente pesada.
Para volver a introducirnos en materia, hoy os traemos una nueva edición en la que vamos a comentar un tema de mucha actualidad, pero para nada nuevo en el debate sobre la sostenibilidad: el greenwashing.
Ir a comprar y ver etiquetas en las que pone «emisiones cero», «verde» o «100% sostenible» va a pasar a ser mucho menos común.
Y menos mal, porque este tipo de alegaciones verdes han inundado el mercado desde que la sostenibilidad ha pasado a un primer plano en el debate político y social.
De hecho, la creciente demanda de los consumidores por productos con un menor impacto ambiental ha promovido la aparición de cientos de etiquetas y distintivos “sostenibles” para todo tipo de productos.
No obstante, según un estudio de la Comisión Europea de 2020, más del 53% de las alegaciones medioambientales eran «imprecisas, engañosas o infundadas» y el 40% directamente carecían de pruebas suficientes para verificar la alegación.
La ausencia de normas comunes que limiten la capacidad de las empresas para alegar prácticas verdes perjudica tanto a los consumidores, engañándoles o confundiéndoles, como a otras empresas que verdaderamente tratan de limitar el impacto medioambiental de sus productos.
Pero antes de empezar…
En la última edición, comentamos los bajos precios de la electricidad que hemos visto estas últimas semanas, gracias a la alta generación renovable y la menor demanda eléctrica y de gas natural.
No obstante, el lunes de la semana pasada presenciamos algo inédito en el mercado eléctrico español: ¡precios negativos!
Esta situación es el resultado de una alta generación renovable y una menor demanda eléctrica al ser un día festivo en varias regiones.
Además, otros factores como la imposibilidad de algunos generadores eléctricos de detener su generación y, en menor medida, las primas que reciben algunas instalaciones renovables también parecen haber contribuido.
En relación al primero de estos factores, este sucede sobre todo en el caso de la nuclear, cuya generación se mantiene bastante constante, o de la hidroeléctrica que se ve obligada a abrir compuertas por seguridad tras un periodo de fuertes lluvias.
Ante este contexto de precios tan bajos, ahora debemos aprovechar para acelerar la electrificación de la demanda y desplegar el almacenamiento energético para seguir atrayendo inversión en renovables que nos permita disfrutar de buenos precios incluso cuando la demanda sea mayor.
El Tema de la Semana 🌱
Como comentábamos al principio, en esta edición vamos a hablar del greenwashing.
Por si alguien todavía no ha oído hablar de este fenómeno (nos extrañaría, pero uno nunca sabe), el greenwashing, también conocido como ecopostureo, se refiere a una práctica de marketing engañosa que consiste en alegar que un producto es (más) respetuoso con el medioambiente sin una verificación adecuada.
A fin de acabar con esta práctica en el mercado europeo, la Unión Europea aprobó el pasado mes de febrero la nueva Directiva sobre Empoderamiento de los Consumidores que, junto con la Directiva sobre Green Claims, todavía en trámite, serán clave para responder al greenwashing.
La primera para proteger a los consumidores de prácticas desleales mediante una mejor información, y la segunda para regular las alegaciones medioambientales de las empresas en sus prácticas comerciales.
Directiva sobre el Empoderamiento de los Consumidores en la Transición Verde
Esta directiva, también conocida como la directiva sobre greenwashing, ya ha sido aprobada y pretende garantizar que los consumidores no sean inducidos a error sobre los aspectos medioambientales de un producto.
En consecuencia, prácticas cada vez más frecuentes en la comercialización de productos como las alegaciones de «neutralidad climática» y las vagas credenciales ecológicas pasarán a estar prohibidas o restringidas.
En particular, la nueva directiva prohíbe prácticas muy concretas entre las que se encuentran:
Exhibir etiquetas de «sostenibilidad» cuando estas no se basen en un sistema de certificación independiente o establecido por las autoridades públicas.
Declaraciones ambientales que se refieren a todo un producto o negocio cuando, en realidad, afectan únicamente a un aspecto concreto o actividad específica del mismo.
Hacer uso de alegaciones medioambientales genéricas como «verde» o «respetuoso con el medioambiente», excepto cuando responden a un comportamiento medioambiental realmente excelente.
Alegaciones de que un producto tiene un impacto ambiental «neutro» o reducido en términos de emisiones de gases de efecto invernadero, cuando esta se basa en la compra de créditos de carbono.
En relación a estas últimas, cabe matizar que la nueva directiva no prohíbe el uso de esquemas de compensación de emisiones. Lo que pretende es garantizar que estos no se utilicen de tal forma que parezca que el impacto ambiental de un producto o servicio es neutralizado gracias a la compensación.
De hecho, estas alegaciones sí estarán permitidas cuando se basen en el impacto real del ciclo de vida del producto y no en la compensación de las emisiones de gases de efecto invernadero fuera de la cadena de valor del producto.
Además, estos esquemas pasarán a estar regulados por un nuevo reglamento que establece un marco de certificación de la UE para la absorción de carbono, el cual fue acordado el pasado mes de febrero y está pendiente de ser formalmente adoptado.
Respecto a la directiva sobre greenwashing, esta fue formalmente adoptada por el Parlamento y el Consejo este pasado marzo, y ahora los Estados miembros deberán incorporarla a su legislación nacional en un plazo de 2 años.
Directiva sobre Alegaciones Medioambientales
La directiva sobre greenwashing será complementada con la propuesta de directiva sobre alegaciones verdes, la cual establecerá condiciones más detalladas sobre la justificación y comunicación de las alegaciones medioambientales.
El objetivo de esta última es claro: garantizar la veracidad y transparencia de estas alegaciones, y promover prácticas comerciales y productos que demuestren un desempeño ambiental significativamente mejor que el estándar común.
En este sentido, la propuesta de la Comisión incluye importantes requisitos como la necesidad de adoptar una perspectiva de ciclo de vida —es decir, tener en cuenta más aspectos que únicamente el impacto medioambiental de la producción—, y tener en cuenta todos los aspectos e impactos medioambientales significativos más allá de las emisiones.
Igualmente, también recoge el requisito de demostrar que la alegación no responde a una obligación legal, como podría darse en el caso de determinados productos sometidos a requisitos ambientales más estrictos con motivo de otras normas comunitarias como el reglamento sobre productos libres de deforestación.
Sin embargo, esta directiva se encuentra aún en pleno proceso de negociación y es poco probable que el Parlamento Europeo y el Consejo puedan alcanzar un acuerdo definitivo antes de las elecciones al Parlamento Europeo del próximo 9 de junio.
A su vez, el Gobierno de España ha sacado a consulta previa (sin texto) el Proyecto de Ley de Consumo Sostenible. Esta nueva ley velará por la protección de las empresas que sí cumplen con los estándares de sostenibilidad frente a la competencia desleal, y servirá para transponer a nuestro país estas directivas europeas.
Greenwashing y Biocombustibles
Si has estado atento a las noticias de las últimas semanas, seguro que habrás oído la polémica sobre los combustibles renovables de Repsol y todo el revuelo que estos han causado.
Para los que no os habéis cruzado con la noticia, la petrolera Repsol —la empresa más contaminante de nuestro país y una de las más contaminantes del mundo—, ha lanzado unos nuevos biocombustibles “renovables” producidos a partir de aceites de cocina reciclados, grasas animales y desechos forestales.
De primeras, la valoración puede ser positiva. Supondría sustituir el diésel y gasolina tradicionales por combustibles renovables “neutros en carbono” —es decir, que las emisiones resultantes de su combustión son equivalentes a las emisiones absorbidas por las materias primas.
Como te podías imaginar, el problema es que no es tan bonito como parece.
Aunque nos encantaría poder decir que una petrolera está ayudando a acelerar la transición hacia un modelo más sostenible y descarbonizado, lamento decirte que no va a ser el caso.
Neutros en Carbono, pero no Emisiones Cero
Primero, porque si bien estos combustibles podrían considerarse neutros en emisiones de gases de efecto invernadero, su combustión sigue produciendo CO2 y otros gases contaminantes asociados a los combustibles tradicionales.
De hecho, más allá de la reducción en hollín, el subproducto de la combustión que hace que el humo se vea negro, las emisiones de otros gases contaminantes como los óxidos de nitrógeno y otras partículas sólidas siguen produciéndose durante la combustión.
Y no es una cuestión que podamos ignorar. De hecho, según los datos de la Agencia Europea de Medioambiente, cerca de 53.000 y 253.000 personas murieron en Europa de forma prematura en 2021 por sobreexposición a estos gases y partículas finas, respectivamente.
Una “Solución” para Mantener el Statu Quo
Segundo, porque apostar por los biocombustibles en el sector del transporte ligero tiene muy poco que ver con la transición energética y mucho que ver con los intereses empresariales del sector petrolero.
Los vehículos eléctricos son 4 veces más eficientes que uno de combustión interna tradicional en carretera y hasta 5 veces más eficiente en ciudad. De hecho, en un coche de gasolina tradicional, menos de una cuarta parte de la energía inicialmente aportada acaba moviendo las ruedas.
Por el contrario, los coches eléctricos son mucho más eficientes debido, principalmente, a que no requieren convertir una forma de energía en otra y directamente utilizan la electricidad para propulsar la transmisión.
Además, el freno regenerativo de estos vehículos permite aprovechar la energía cinética del vehículo en el momento de la desaceleración para recargar la batería, lo que logra que la eficiencia final de los coches eléctricos se sitúe cerca del 90%.
Así pues, apostar por descarbonizar el transporte ligero mediante biocombustibles tiene muy poco sentido ambiental y técnico, por mucho en que insistan en que es una alternativa más a disposición de los consumidores.
Materias Primas Escasas y de Procedencia Incierta
Por último, y volviendo a la definición de estos combustibles como «renovables», es importantísimo conocer en detalle toda la cadena de suministro de las materias primas que se utilizan para su producción.
De lo contrario, nos exponemos a poder llegar a utilizar aceites importados de China para la producción de biocombustibles con un impacto ambiental y social todavía peor que el de los combustibles tradicionales.
Asimismo, no sería la primera vez que biocombustibles de «segunda generación» producidos a partir de residuos agrícolas o aceites reciclados, en realidad, resultan ser biocombustibles tradicionales producidos a partir de soja y aceite de palma, los cuales están altamente vinculados a la deforestación.
En cualquier caso, aún demostrando realmente que se trata de materias primas que, de otro modo, serían desperdiciadas, la realidad es que la disponibilidad de estas es limitada.
Por tanto, el uso de estos biocombustibles en subsectores en los que ya contamos con alternativas no solo no tiene sentido, sino que dificulta la descarbonización de otros subsectores del transporte donde la electrificación directa no es una opción como la aviación o el transporte marítimo.
El Impacto de los Biocombustibles en Europa
En este informe de Transport & Environment abordan esta cuestión analizando, en particular, el impacto de los biocombustibles de primera generación (60% de los biocombustibles consumidos en Europa en 2021).
La producción de estos en la UE a partir de productos agrícolas como la soja, el aceite de colza o el de palma, ocupa un territorio equivalente a Irlanda.
Esta tierra podría utilizarse mucho mejor en aras de mitigar el cambio climático, frenar la pérdida de biodiversidad o aumentar la seguridad alimentaria mundial.
Si esta tierra volviera a su estado natural podría absorber alrededor de 65 millones de toneladas de CO2 de la atmósfera, casi el doble del ahorro neto de CO2 reportado oficialmente gracias a los biocombustibles que reemplazan a los combustibles fósiles.
De hecho, usar el terreno para parques fotovoltaicos sería más eficiente. Se necesita 40 veces más terreno para impulsar un automóvil que utilice biocombustibles que un automóvil eléctrico impulsado por energía solar.
Utilizar una superficie equivalente a sólo el 2,5% de este terreno para paneles solares produciría la misma cantidad de energía.
Si extrapolamos los datos del informe de T&E a nivel nacional la ocupación del territorio sería equivalente al de toda Cantabria.
Es más, si utilizáramos estos biocombustibles para propulsar todos los vehículos en España, necesitaríamos el equivalente al territorio de Castilla La Mancha y Extremadura juntas.
Por otro lado, como recogen en este otro informe, el crecimiento de los combustibles de segunda generación, que hemos comentado antes, parece venir acompañado de un mayor número de casos de fraude que ponen en tela de juicio la sostenibilidad de estos combustibles alternativos.
Concretamente, señalan que se están investigando múltiples casos de fraude relacionados con importaciones de aceite usado, ya que podría tratarse en su lugar de aceite de palma, el cual estará prohibido en Europa en 2030. Estas importaciones fraudulentas estarían entrando a Europa desde puertos de España y Holanda.
¡Que no te engañen!
Esperamos que después de este repaso sobre la nueva normativa sobre greenwashing y alegaciones medioambientales, y los nuevos intentos de vender los biocombustibles como la solución sostenible al problema de la contaminación y emisiones de los coches entiendas mucho mejor toda la polémica actual.
Como ves, el verde vende y en el progreso hacia un modelo menos intensivo en carbono, las empresas que más intereses tienen en mantener el statu quo no tendrán muchas reticencias en presentarse como las más comprometidas con la sostenibilidad.
Ahora es el momento de exigir que la nueva normativa se aplique correctamente y seguir divulgando toda esta información para que la próxima vez que veas una etiqueta «verde» o «sostenible» en un producto, sepas identificar si te están intentando engañar.
Oportunidades Sostenibles 🍃
Becas de Formación de la Fundación Biodiversidad
La Fundación Biodiversidad ha publicado la convocatoria de becas de formación para jóvenes profesionales que deseen mejorar sus conocimientos en el ámbito de la biodiversidad y sostenibilidad.
En total, se ofertan 25 becas destinadas a personas con titulación universitaria, grados medios y grados superiores de formación profesional o certificado de profesionalidad en el ámbito de las competencias de la Fundación.
El plazo de presentación ya se encuentra abierto y lo estará hasta el próximo lunes, 15 de abril. ¡No dejes pasar esta oportunidad!
Por si te ayuda a convencerte de que debes enviar tu candidatura, las instalaciones de la Fundación Biodiversidad la verdad es que no están nada mal 😉
Transición en Acción ⚡
Portugal Cubre casi el 90% de la Demanda Eléctrica con Renovables
Las energías renovables cubrieron el 89% de la demanda de electricidad de Portugal en los tres primeros meses de 2024, según el operador de la red Redes Energéticas Nacionais (REN).
Esta cifra es superior al 73% del mismo trimestre del año pasado y al 62% de todo el año 2023, según datos de REN.
Las instalaciones hidroeléctricas cubrieron el 47% del consumo en el primer trimestre, la eólica el 31%, la solar fotovoltaica el 6% y la biomasa el 5%. El gas fósil representó el 11% restante.
La cifra de energía solar excluye las instalaciones de autoconsumo, que se reflejan en una menor demanda de energía de la red.
El Consenso en las Negociaciones Climáticas: ¿Un Obstáculo a Nuevos Acuerdos Vinculantes?
El acuerdo final de la COP28 no tuvo en cuenta algunas reivindicaciones sobre la eliminación de los combustibles fósiles necesarias para limitar el calentamiento global a 1,5 °C.
¿El motivo? Una peculiaridad inherente a las negociaciones de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC): la necesidad del consenso para la toma de decisiones.
En un momento en el que la crisis climática es cada vez más acuciante, son muchas las voces que instan a revisar este modelo que, si bien facilita la implicación de la comunidad internacional en la acción climática, también ha obstaculizado algunos avances significativos.
En este artículo de AmbiciónCOP abordan este tema y analizan el cambio de tendencia en las negociaciones climáticas hacia la señalización política frente a los acuerdos vinculantes.
¿Podemos hacer frente al cambio climático a través de un sistema que exige consensos entre países con intereses diametralmente opuestos? ¿Es el consenso, por el contrario, imprescindible en la cooperación internacional?
¡Y hasta aquí esta edición!
Esperamos que después de esta edición (algo más larga de lo normal) tengas una visión mucho más completa del greenwashing como fenómeno y las diferentes medidas que está tomando la UE para hacerle frente.
Además, esperamos que hayas entendido por qué los biocombustibles son una alternativa con importantes desventajas frente a la electrificación en multitud de sectores.
Por si las has pasado sin detenerte, te recomendamos que vuelvas a la sección de Transición en Acción ⚡ para echar un vistazo al contenido que hemos recopilado. ¡El vídeo sobre el amoníaco verde vale mucho la pena!
Dicho todo esto, ¡nos vemos en la siguiente edición! 👋