Redes Eléctricas: Arterias de la Transición Energética
El éxito de la transición energética depende de su refuerzo
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Las redes eléctricas son y seguirán siendo el elemento facilitador de la transición energética que, necesariamente, pasa por una mayor electrificación de la economía.
Pese a ello, no ha sido hasta hace muy poco que han empezado a recibir más atención por parte de los decisores públicos y la sociedad en general.
Lo sabemos, las redes eléctricas no son ni la mitad de «sexys» que las renovables. A (casi) nadie le encanta ver torres de alta tensión o transformadores, pero estos elementos son vitales para el funcionamiento del sistema eléctrico.
De hecho, la ampliación y refuerzo de las redes eléctricas es fundamental en el camino hacia el objetivo de consumo renovable del 42,5% a nivel comunitario, y para integrar los 144 GW de nueva potencia renovable que se esperan tan solo en España para 2030.
Sumado a esto, el auge del autoconsumo y las comunidades energéticas requerirá redes adaptadas a un sistema eléctrico cada vez más descentralizado, en el que algunos consumidores pasarán a convertirse en generadores eléctricos.
Como ves, el reto es inmenso y cada vez más urgente.
Pero antes de empezar…
En la última edición, comentamos el nuevo objetivo de reducción de emisiones para 2040 propuesto por la Comisión Europea.
La propuesta es ambiciosa y responde a las recomendaciones científicas, pero obvia importantes detalles sobre cómo lograremos alcanzarlo, e incluye tecnologías con escaso respaldo científico como las tecnologías de captura de carbono.
Además, esta propuesta de la Comisión no es una iniciativa legislativa, por lo que el objetivo final se determinará tras las elecciones europeas de junio.
El Debate de la Semana
La transición energética es un concepto que parece ser sinónimo al despliegue de energías renovables.
Esto sigue siendo cierto, pero la aceleración del despliegue de renovables exige reforzar las redes de distribución y establecer nuevos corredores de transmisión para conectar los recursos renovables con los grandes centros de demanda, como ciudades y zonas industriales.
También es imprescindible para poder atender el importante crecimiento de consumo eléctrico que sustituirá el uso de combustibles fósiles en sectores como la industria y el transporte.
No obstante, el desarrollo de las redes eléctricas requiere de un equilibrio entre un despliegue que garantice, por un lado, la integración de renovables y, por otro, la minimización del impacto socioeconómico y ambiental de las propias redes.
Alcanzarlo es un desafío notable, pero indispensable para lograr la descarbonización de nuestra economía y, al mismo tiempo, optimizar las inversiones y proteger a los consumidores.
Un crash course sobre las redes eléctricas
El transporte y la distribución de energía eléctrica son dos actividades diferenciadas y reguladas en España.
Las líneas de muy alta tensión (220 y 400 kilovoltios o kV) son administradas por Red Eléctrica Española (REE), operador del sistema y gestor de la red de transporte, que recoge la electricidad generada en las centrales y la transporta hasta las subestaciones de distribución.
En cambio, las líneas de alta, media y baja tensión (menos de 220 kV), que forman una red mucho más extensa que la de transporte, pertenecen a las diferentes empresas distribuidoras, que permiten llevar la electricidad hasta los puntos de consumo finales.
¿Ya lo sabías? Nunca viene mal un repaso de concepto básicos 😉
Una Red Eléctrica Apta para la Transición Energética
Las inversiones en redes están en aumento y en el nuevo Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) estas representan el 18% de las inversiones previstas hasta 2030.
Así, se espera movilizar cerca de 53.000 millones de euros para reforzar las redes eléctricas, favorecer la integración de renovables y facilitar el acceso a nuevos consumos eléctricos.
A pesar de estas inversiones, el PNIEC no presta suficiente atención a las redes de distribución de electricidad, que son clave para lograr la descarbonización. Se requiere un mayor nivel de inversión para satisfacer la creciente demanda de electricidad y garantizar la operación de un sistema eléctrico con más energía intermitente y distribuida.
También hay que tener en cuenta que los largos plazos de autorización y construcción de la red obligan a planificarla con antelación al crecimiento de la demanda, lo que implica una urgencia temporal y una necesidad de estimular la inversión anticipada en redes, de acuerdo con la reforma europea del mercado eléctrico.
Por otro lado, la actual planificación energética de la red de transporte (2021-2026) contempla casi 7.000 millones en inversiones, con cerca de 1.900 millones destinados a la integración de renovables y la mitigación de las restricciones técnicas.
Estas últimas propician el desperdicio de generación renovable como consecuencia de la saturación de la propia red en determinados momentos, un hecho que debería ser la excepción, pero que está en aumento ante el auge de la generación renovable de estos últimos años.
Asimismo, la actualización de la planificación del transporte en la que el Gobierno está trabajando debe tener en cuenta las necesidades de la red de distribución para poder dar acceso a la industria que se quiere descarbonizar y que ya ha pedido conectarse a ella para hacerlo posible.
Según sus propios cálculos, la ejecución de esta planificación energética actual permitirá que el 67% de la demanda eléctrica sea cubierta por renovables para 2026, en comparación con el histórico 50% alcanzado en 2023.
Además, esta inversión en redes generaría entre 47.000 y 67.000 empleos/año, mientras que la electrificación del consumo final crearía entre 47.000 y 53.000 empleos/año adicionales.
Invertir en Redes es Invertir en Futuro
El desarrollo de las redes eléctricas no solo permitirá una mejor integración de las renovables, sino que también contribuirá al crecimiento industrial y la creación de empleo.
Los bajos precios de la electricidad respecto a nuestros vecinos europeos nos convierte en un país muy atractivo para nuevas actividades electrointensivas —como centros de datos, instalaciones de producción de hidrógeno renovable, fábricas de baterías y otras tecnologías verdes—, además de para la industria ya existente que quiere electrificar su consumo energético todavía basado en combustibles fósiles.
No obstante, esta ventaja competitiva de la que disfruta España gracias a su enorme potencial renovable se verá mermada si esta nueva industria no es capaz de conseguir un ágil acceso a la red eléctrica.
Así pues, las inversiones en redes deben dirigirse también a prepararla para una mayor demanda por parte de estas actividades industriales, lo que garantice que España se convierta en un destino atractivo para sus negocios.
Invertir Más y Mejor en la Red Eléctrica
Pese a la movilización de miles de millones en inversiones en redes, estos podrían ser insuficientes para responder a la urgencia y envergadura de la transición energética.
Desde la Agencia Internacional de la Energía defienden la necesidad de invertir cerca de 1 euro en la red por cada euro invertido en generación renovable, muy lejos de los 0,30 € actuales, así como de los 0,45 € que se recogen en el nuevo PNIEC.
El problema surge a la hora de aumentar dicha inversión, ya que existen límites sobre las inversiones en redes, lo que puede suponer una barrera para atraer a nuevos inversores.
De hecho, las cifras de inversión previstas en el nuevo PNIEC serán difícilmente alcanzables como consecuencia de los límites que existen sobre las inversiones en las redes de transporte y distribución.
Desde 2013, el volumen anual de inversión en ambas actividades ha estado limitado a un máximo del 0,065% del PIB para la red de transporte, y a un 0,13% para la distribución.
Estos límites se establecieron para contener los costes en plena crisis financiera, pero en la actualidad suponen una importante barrera a inversiones claves para integrar renovables y aumentar la demanda eléctrica.
No obstante, el debate va más allá de los límites existentes, y es que la retribución que reciben las empresas distribuidoras y REE por sus inversiones en redes podría ser también insuficiente para promover la transición energética.
¿Cómo se financian las redes eléctricas?
A cambio de las inversiones en redes, las compañías eléctricas reciben una tasa de retribución financiera, que es esencialmente la rentabilidad que se les permite obtener sobre su inversión. Esta tasa se calcula a través de la metodología de cálculo publicada por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).
Esta tasa actualmente se sitúa en el 5,58% para el período 2020-2025, una cifra inferior a la presente en otros países europeos. Esto, junto con el aumento de la inflación y de los tipos de interés, hace poco atractivo invertir en redes en España, lo que podría suponer un importante obstáculo para la descarbonización de nuestra economía.
Ahora bien, cabe destacar que los costes de esta retribución se pasan a los consumidores a través de los peajes o tarifas de acceso que aparecen en la factura de la luz.
¿Europa al Rescate? Más Facilidades, Mismos Fondos
En respuesta a la creciente presión por acelerar el refuerzo y modernización de las redes eléctricas, la Comisión Europea presentó en diciembre el «Plan de Acción en Redes de la UE» con el objetivo de movilizar financiación para este fin.
En el mismo, la CE calcula que será necesario movilizar 584.000 millones en inversión en redes eléctricas solo en esta década, con una gran parte destinada a las redes de distribución.
No obstante, tan solo pone a disposición para este fin fondos ya presupuestados dentro del Mecanismo «Conectar Europa» hasta 2027 y todavía sin ejecutar, junto con 13.000 millones procedentes de los fondos de recuperación y parte de otros fondos comunitarios que también podrían utilizarse para invertir en redes.
El objetivo de este plan, por tanto, no es movilizar nueva financiación pública para estos proyectos, sino contribuir a la atracción de capital privado que ya representa la mayor parte de las inversiones en redes.
Más allá de la financiación, el plan también aboga por acelerar la ejecución de los Proyectos de Interés Común, mejorar la planificación de la red a largo plazo, y acelerar la concesión de permisos para el despliegue de redes, entre otras cuestiones.
La Planificación de la Próxima Década
Como ves, el refuerzo de las redes eléctricas es un reto enorme desde un punto de vista económico, político, social y ambiental. No obstante, atajarlo es imprescindible para lograr los objetivos de descarbonización que urgentemente necesitamos.
La nueva planificación de la red de transporte de electricidad 2025-2030 está en pleno proceso de elaboración y, actualmente, se encuentra en periodo de propuestas, mientras que el gobierno parece estar dispuesto a valorar la flexibilización de la inversión en redes.
En todo caso, queda claro que el actual sistema de revisión de la planificación energética es inadecuado para responder a las necesidades rápidamente cambiantes del sector, así como la evolución del contexto económico.
En este sentido, cabe destacar numerosas propuestas que permitirán que las redes no se conviertan en un obstáculo para la descarbonización de nuestra economía.
Así, se debe mejorar el proceso de planificación de las redes eléctricas, haciéndolas más flexibles para dar respuesta a las nuevas necesidades de generación y consumo, así como promover inversiones anticipadas a las necesidades de la demanda, identificando dónde está la industria (empezando por los grandes polos industriales), puesto que el objetivo es descarbonizarla, para que cuando solicite el acceso a la red lo tenga de inmediato.
Al mismo tiempo se requiere una mayor flexibilidad en la planificación de la red de transporte para ajustar las inversiones a las necesidades de la nueva industria que vaya llegando a España atraída por los precios de las energías renovables.
Por otro lado, se debe promover una mayor agilidad en los procesos de planificación y concesión de permisos para el despliegue de redes, adaptándolo así a la realidad económica.
Adicionalmente, se deben aprovechar las oportunidades de digitalización, automatización y gestión inteligente de la red, reduciendo así los costes operativos y mejorando la calidad del servicio.
Sumado a esto, es fundamental establecer una retribución estable, previsible y suficiente para atraer inversiones en redes eléctricas, así como incrementar los límites sobre estas últimas para responder a las inversiones que plantea el PNIEC.
Oportunidades Sostenibles 🍃
¿Qué Ocurrió en la COP28?
El seguimiento de los compromisos alcanzados en al COP28 será crucial para garantizar el progreso de la acción climático hasta la siguiente COP en Azerbaiyán.
En una pasada edición ya analizamos los resultados más relevantes de la COP en materia de transición energética, pero ¿cómo pasamos de los compromisos a las acciones? ¿Qué impactos tangibles van a tener estas decisiones?
A través de las aportaciones y experiencia de 6 profesionales que tuvieron un papel activo en la COP28, procedentes de diversos ámbitos y países, ahondarán en aquellas cuestiones susceptibles de tener un mayor impacto tangible y apuntarán hacia sus posibles vías de implementación efectiva.
Si quieres inscribirte, ¡apúntate aquí!
«Energía Común»: Primer Observatorio Nacional de Comunidades Energéticas
Las comunidades energéticas se están convirtiendo en un modelo de generación eléctrica alternativa al tradicional sistema centralizado, ofreciendo grandes oportunidades económicas y ambientales para vecinos, empresas y otros actores.
La evolución de estas nuevas figuras todavía está rodeada de un gran misterio para gran parte de la población. Para remediarlo, ECODES y Redeia han impulsado una iniciativa que busca acelerar su creación a través de la puesta en marcha de un ecosistema que fomenta el intercambio de experiencias.
Energía Común ofrece recursos y apoyo integral para la creación, gestión y optimización de estos proyectos. Además, proporciona información sobre la legislación europea, nacional y autonómica relacionada con la producción, distribución y consumo de energía colaborativa, así como una recopilación de ayudas y subvenciones disponibles.
Si todavía no conoces las comunidades energéticas o estás interesado/a en crear una, este recurso te vendrá de maravilla.
Transición en Acción ⚡
Paneles bifaciales verticales ¿el futuro de la energía solar?
Probablemente estés acostumbrado a instalaciones solares tradicionales con paneles solares orientados hacia el cielo, lo cual tiene sentido. Quieres una área más amplia para capturar más de esa dulce energía solar, ¿verdad?
Sin embargo, los paneles solares bifaciales verticales han comenzado a ganar popularidad recientemente. Su huella más flexible ha llevado a innovadores en Canadá, Noruega y otros lugares a probarlos en todo tipo de escenarios extraños.
Estas instalaciones están reportando algo inusual: un rendimiento energético más alto de lo esperado. Pese al desconcierto inicial, un reciente estudio holandés podría arrojar algo de luz sobre la fuente de esta energía extra.
¿Hemos estado instalando mal los paneles solares todo este tiempo? ¿Cómo podría impactar esta tecnología en nuestras vidas? No te pierdas este vídeo de Undecided With Matt Ferrell para conocer las respuestas.
¡Y hasta aquí la edición de esta semana!
Antes de despedirnos, ¡queremos proponerte un reto!
Hemos crecido mucho estas últimas semanas, pero queremos asegurarnos de que llegamos a aquellas personas que todavía no saben qué supone la transición energética y cómo pueden contribuir a acelerarla.
Por ello, queremos invitarte a compartir nuestra newsletter con alguien que sepas a ciencia cierta que no conoce la transición energética o que no sabe cómo adentrarse en este tema.
Si aceptas el resto, nos estarás ayudando a ampliar nuestra audiencia, pero también a conseguir que cada vez más personas, y en especial jóvenes, formen parte del debate sobre el futuro de nuestro sistema energético.
¡Nos vemos en la siguiente edición! 👋